Alexander Berzin – El Simbolismo del Tantra

El Simbolismo del Tantra
Comentarios sobre la imaginería y el simbolismo en el Tantra
Por Alexander Berzin

Malos entendidos

Uno de los aspectos del tantra que más problemas causan en cuanto a malentendidos y perplejidades, es su imaginerí­a aparentemente sugestiva de sexo, veneración de lo demoníaco y violencia. Las representaciones de los Budas suelen aparecer como parejas en unión sexual y muchas de ellas tienen rostros demoníacos, aparecen envueltas en llamas, y pisoteando seres indefensos bajo sus pies. El ver estas imágenes horrorizó a los primeros estudiosos occidentales, que la mayorí­a de las veces provenían de una tradición Victoriana o misionera.

Incluso en la actualidad, algunas personas creen que estas parejas representan la explotación sexual de la mujer. Otros creen que simbolizan la trascendencia más allá de toda dualidad, al punto de no existir ninguna diferencia entre lo “bueno” y lo “malo”. Por lo mismo creen que el tantra es inmoral, y que aprueba e incentiva el consumo de alcohol y drogas, y el comportamiento hedonista, criminal y despótico. Algunos van más allá incluso, y acusan a renombrados y respetados maestros tántricos de estar conjurados con el propósito de dominar el mundo.

Los occidentales no fueron los primeros en declarar el tantra como una forma degenerada de Budismo. Cuando el tantra llegó en sus inicios al Tibet en la mitad del siglo VIII, muchos tomaron la imaginerí­a de una manera literal como permitiendo libremente la licencia para realizar rituales sexuales y sacrificios de sangre.

Debido a esto, en los comienzos del siglo IX, un concilio religioso censuró el trabajo de traducción de textos tántricos y prohibió la inclusión de la terminologí­a tántrica en su “Gran (Sánscrito-Tibetano) Diccionario”. Uno de los principales incentivos de los tibetanos para invitar a los maestros indios durante la segunda difusión del Budismo en Tibet, era la necesidad de clarificar los malos entendidos sobre el sexo y la violencia en el tantra.

No todos los Occidentales que tuvieron los primeros contactos con el tantra consideraron su imaginería como depravada. Un sinnúmero de malentendidos se produjeron en otros sentidos. Algunos, por ejemplo, sintieron que la imaginerí­a sexual simbolizaba el proceso psicológico de integración de los principios masculinos y femeninos que existen en cada persona. Otros, como muchos tibetanos al comienzo, encontraron estas imágenes “eróticas”. Incluso hoy en día, algunas personas se interesan en el tantra con la esperanza de encontrar nuevas y exóticas técnicas sexuales o justificaciones espirituales para sus obsesiones con el sexo. Todaví­a más, algunos encuentran en estas figuras aterradoras un especial encanto por sus promesas de garantizar poderes extraordinarios. Tales personas, cuyos pasos fueron seguidos por el conquistador mongol del siglo XIII Kublai Khan, hizo que adoptara el tantra tibetano ante todo en el deseo de que esto le ayudara a obtener la victoria sobre sus adversarios.

Como se puede ver, la comprensión errónea del tantra es un problema de siempre. La razón de la insistencia en el tantra de mantener en secreto sus enseñanzas e imágenes, es para evitar este tipo de malos entendidos y compresiones erróneas, y no como podría pensarse, para ocultar algo perverso.  Sólo aquellos con la suficiente preparación en cuanto a estudio y meditación tienen la base necesaria para comprender el tantra en su contexto apropiado.

Parejas en Unión

Aumentar el nivel de conciencia e integrar los principios masculinos y femeninos son elementos importantes y útiles en el camino de la madurez psicológica, tal como es enseñado por muchas escuelas psicoterapéuticas basadas en los trabajos de C. G. Jung. Sin embargo, adscribir el tantra Budista como una fuente antigua de este tipo de enfoque, es una interpolación. Los malos entendidos provienen de ver las imágenes de los Budas como parejas en unión y traducir incorrectamente las palabras tibetanas para la pareja, yab-yum, como masculino y femenino, cuando en realidad quieren decir padre y madre. Tal como un padre y una madre en unión son necesarios para que nazca un hijo, del mismo modo, método y sabiduría en unión son necesarios para dar nacimiento a la iluminación.

El método, el padre, cumple el rol de la bodhicitta y varias otras causas enseñadas en el tantra para alcanzar los cuerpos físicos iluminados de un Buda o la conciencia omnisciente de la verdad convencional de un Buda.

La sabiduría, la madre, cumple le papel de la realización de la vacuidad en varios niveles de la mente, como causas para la mente iluminada de un Buda o para la sabiduria omnisciente de la verdad más profunda [última] que tiene un Buda.

El logro   tanto de la mente como de los cuerpos físicos iluminados  de un Buda o la sabiduria omnisciente de la verdad convencional y última de todas las cosas de Buda, requiere la práctica de la unión de método y sabiduría. Debido a que las culturas tradicionales de India y Tibet no comparten el sentido bíblico pudoroso acerca del sexo, ellos no tienen tabúes acerca del uso de imaginería sexual para simbolizar esta unión.

Uno de los niveles de significación del padre como método es la conciencia gozosa. La unión de padre y padre significa la sabiduria gozosa unida inseparablemente con la realización de la vacuidad, en otras palabras, la realización o entendimiento de la vacuidad con una conciencia gozosa.  Aquí, la expresión “sabiduria gozosa” no se refiere al gozo de la liberación orgásmica como en la experiencia sexual común, sino que se trata de un estado gozoso de la mente alcanzado a través de métodos avanzados de yoga para llevar los vientos-energía (T. lung, rlung; S. prana) hacia el canal-energía central.

Una sucesión prolongada de momentos de tal estado metal conduce al logro del nivel más sutil del continuo mental, nuestro propio continuo de clara luz, el nivel más eficiente de experiencia de la realización de la vacuidad. El abrazo del padre y la madre, entonces, también simboliza el aspecto gozoso de la unión de método y sabiduría, pero en ningún caso se trata de la utilización de la sexualidad común y ordinaria como un método tántrico.

En las fases finales del camino de la clase más elevada de tantra, el método de yoga avanzado para llevar los vientos-energía hacia el canal central entraña la idea de un hombre y una mujer sentados en una postura de unión.

Lejos de tratarse de una explotación, ambos compañeros son imprescindibles para alcanzar el mismo nivel avanzado de desarrollo espiritual. Esto incluye el que ambos hayan alcanzado el nivel de control de sus energías sutiles, así como de sus mentes, de modo que aunque las puntas inferiores de sus canales centrales están tocándose, ambos evitan la liberación orgásmica.

Permanecer sentados en tal postura yóguica, mientras se realizan complejas visualizaciones y meditaciones en la vacuidad sólo se hace para realzar la práctica dentro de los niveles más avanzados. No es algo que se haga como práctica principal o que se realice regularmente, y claramente no es una práctica para las fases iniciales del camino.

Con todo, para evitar cualquier posibilidad de misoginia o machismo, cabe decir que un de los votos tántrico es abstenerse siempre de hablar mal de una mujer o de maltratarla.

No-dualidad

Toda iniciación tántrica requiere tomar los votos de abstenerse de toda conducta destructiva. En todas las clases de tantra, los practicantes toman los votos del bodhisattva de abstenerse de causar daño a otros o dañar sus propias habilidades para ayudar a otros. La base necesaria es haber tomado refugio (haber orientado nuestra vida en una dirección segura) y sostener algún nivel de votos laicos o monásticos, tales como abstenerse de quitar la vida, robar, mentir, tener conductas sexuales inapropiadas, y consumir intoxicantes. La iniciación en las dos clases superiores de tantra también requieren tomar votos tántricos, abstenerse de comportarse de manera tal que podamos dañar nuestro propio progreso espiritual, como por ejemplo, ser negligentes respecto a permanecer concientes y despiertos de la vacuidad todos los días.

Cuando hablamos de vacuidad, esto no quiere decir que todo, incluyendo la ética, no tienen ninguna validez o existencia. En ningún caso niega las distinciones convencionales entre las conductas destructivas y las constructivas, o el proceso y funcionalidad de las causas y efectos de nuestro comportamiento. La no-dualidad, representada a través de parejas en unión, significa que categorías tales como “destructivo” y “constructivo” no existen independientemente la una de la otra. Sino que ambas son designadas en relación de la una con la otra y en relación con sus causas y efectos. Así, ir más allá de la dualidad no quiere decir que obtengamos la autoridad para involucrarnos en conductas egoístas o explotadoras ni que nos liberemos de la responsabilidad por nuestras acciones. Al contrario, significa obtener conciencia de la totalidad de la realidad, con una visión de la interrelación e interdependencia de todas las cosas.

De esta forma, cuando un practicante tántrico acepta probar un poco de alcohol y carne consagrada durante ciertos rituales, esto simboliza la purificación y la utilización de las energías sutiles en sus cuerpos para alcanzar la iluminación. Tal como durante la ceremonia cristiana de la comunión se utiliza pan y vino consagrado, difícilmente se puede decir que estos actos simbólicos aprueban o incentivan el abuso de alcohol o drogas.

Figuras Pacíficas y Figuras Enérgicas

Las imágenes o representaciones de Budas pueden ser pacíficas o enérgicas, como aparece en el nivel más simple por las sonrisas en sus rostros o sus colmillos sobresalientes. Las imágenes enérgicas más elaboradas, tienen rostros aterradores, sostienen armas, y están rodeados de llamas de fuego. Sus descripciones contienen especificaciones con sangrientos detalles sobre las formas en que aplastan a sus enemigos. Parte de la confusión que surge acerca del rol y el propósito de estas imágenes enérgicas proviene de las traducciones usuales de sus términos o palabras (T. khro-bo; S. kroddha), como deidades airadas o iracundas.

Para muchos Occidentales educados en la tradición bíblica, la expresión “deidad iracunda” posee la connotación de un ser todopoderoso con una ira vengativa justa. Tal clase de ser carga el castigo divino como una retribución para los hacedores del mal, quienes han desobedecido sus leyes o que las han ofendido en alguna manera. Para algunas personas, una deidad iracunda incluso puede que signifique el Diablo o un demonio que trabaja del lado de la oscuridad.

El concepto budista no tiene nada que ver con estas nociones. Aún cuando el término tibetano deriva de una de las palabras comúnmente utilizadas para referirse a la ira, aquí la ira tiene más bien la connotación de la repulsión, un estado duro y enérgico de la mente, dirigido hacia un objeto con el deseo de liberarse de él. Por esta razón, una traducción más apropiada para “trowo” podría ser “figura enérgica”.
Las figuras enérgicas simbolizan los fuertes y enérgicos medios, usualmente necesarios para romper a través de los bloqueos mentales y emocionales que nos impiden ser lúcidos o compasivos. Los enemigos que estos seres aplastan incluyen el desinterés (modorra, pesantez), la flojera y el egocentrismo. Las armas que utilizan constituyen cualidades positivas desarrolladas a lo largo del camino espiritual, tales como la concentración, el entusiasmo, y el amor. Las llamas de fuego que los rodean son distintos tipos de conciencia profunda (T. yeshe, ye-shes; S. jnana, sabiduría) que quema los obscurecimientos. Imaginándose uno mismo como una figura enérgica, nos ayuda a aprovechar y cultivar nuestra energía mental y a decidirnos en la determinación de superar nuestros “enemigos internos”.

Desde la perspectiva Budista, la energía más sutil del continuo de la clara luz puede ser pacífica o enérgica, y cuando está asociada con la confusión, las energías pacíficas y enérgicas y los estados emocionales en las que descansa se vuelve destructiva.  Por ejemplo, la energía pacífica se vuelve letárgica y la energía enérgica se transforma en airada y violenta. Cuando está libre de confusión, las energías pueden combinarse sin problemas con la concentración y la sabiduría que discrimina (T. sherab, shes-rab; S. prajna, sabiduría), de manera que están disponibles para un uso positivo y constructivo.

Con la energía pacífica, podemos calmarnos a nosotros mismos y a otros para así poder lidiar con las dificultades en una manera sensata y razonable. Con la energía enérgica, podemos despertar o provocar en nosotros y en otros a tener mayor fuerza, coraje y una mentalidad más intensa para superar las situaciones peligrosas.

Comentario Final

Si la confusión acompaña a las energías despertadas por las pasiones, aquellas personas que actúen así pueden causarse muchos problemas a sí mismos o a otros, por ejemplo, siendo escandalosos y peleadores. Si, al contrario, las personas acompañan las energías con una conciencia plena y despierta, con concentración e insight, entonces podrán transformar y utilizar las energías para objetivos positivos. El Tantra provee métodos hábiles para conducirnos a la transformación, especialmente para el beneficio de otros seres y poder ayudarles. Sin embargo, para obtener los máximos beneficios de la práctica tántrica, se necesita un entendimiento profundo de los procesos involucrados.

Fuente: http://www.berzinarchives.com/web/en/archives/e-books/unpublished_manuscripts/making_sense_tantra/pt1/making_sense_tantra_05.html

Para descargar el texto en formato Word: http://movimientorime.cl/rime/?document=alexander-berzin-comentarios-sobre-la-imagineria-y-el-simbolismo-en-el-tantra

Nota: Texto traducido por Yeshe Jungne, para beneficio de todos los seres sin excepción, para que logren la felicidad que no conoce sufrimiento.